Relato de mis primeras elecciones

Fabio Hernández
4 min readJun 12, 2019

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A ver, pongamos en contexto el siguiente texto.

Era pues el año 2014; un año en donde mi actividad en tuiter era bárbara, el humor negro estaba de moda y se podía bromear con cosas sensibles hoy en día (como el color de piel o los privilegios por ser hombre). Hoy sé que esas cosas ya no se pueden decir tan al aire porque pueden herir a la gente y blah, blah… blah.

Este relato cuenta de cómo viví mi primer experiencia con la política estando en segundo año de secundaria, ah, qué bello momento. Lo he transcrito de una serie de tuits (antes no había hilos). Espero les guste.

Cabe mencionar que está relatado de manera muy mamadora con le propósito de ser irónica, en fin…

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Bueno, comienzo.

Era un día en 2do grado de secundaria, recuerdo bien que era una persona influyente en mi grupo (mi grupo era de 10 personas). Nunca presumí de ello.

Un día, la maestra de “Español 2" dijo:

-Chavos, vamos a elegir nuevo jefe de grupo: armen su gabinete y demás, planeen su campaña y regístrense.

Yo vi, de inmediato, un gran afán por mejorar en todo el grupo. Por superarse, por crecer… bueno.

Lo primero que hice fue anotar mi nombre en una hoja junto con mis posibles contrincantes, eran 3. Una mujer y otro batillo.

Mi primer reto, pues, fue dar un discurso al grupo para atraer votos. Yo fui el último en pasar.

Mi compañero dijo que quería ser jefe de grupo porque era amigo de todos y quería seducirlos con su bella sonrisa. A ver, era buena onda y se valía presumir su bella sonrisa, pero, nadie le avisó que en la política no existen los amigos, existen compañeros de trabajo. Continúo.

Mi compañera, dijo que quería hacer crecer al grupo (refiriéndose a la madurez) para tomar decisiones en conjunto. A mi parecer nada mal, pero era morena.

(Todos sabemos que ser moreno nunca es bueno).

Era mi turno, les pedí confianza y seguridad a la hora de votar. Yo era quien lograría verdaderos cambios. Infraestructura y un lugar dentro de la dirección; exhortar a los directivos a consultarnos antes de tomar cualquier decisión que afectara al grupo directamente o indirectamente.

El grupo depositó confianza en quien les prometió cambios, no sólo justificaciones del porqué querer el gobierno (EL PINCHE PODER -esto lo metí ahora en 2019, pero equis, sigamos-) O sea, yo.

Con ventaja de 3 votos, gané.

Me sorprendió el compañerismo de los demás, me felicitaron y me desearon suerte.

Definitivamente eligieron la mejor opción. El director, orgulloso me dijo: -“Felicidades, Fabio. Espero lleves al grupo a un mejor futuro”. -Así será. Le dije mientras estrechaba su mano.

Algunos, inconformes por la decisión, hicieron protestas y comentarios groseros. Qué mejor publicidad que los chismes. En fin, demostré ser capaz de gobernar aquél pequeño gran grupo callando a todos aquellos que decían que no podía.

Comencé por anotar sus demandas:

  • Un pizarrón nuevo.
  • Escritorio nuevo para las profesores (háganme el perro favor, los profesores dando clases sentados en pupitres).
  • Lockers.

Hice un escrito a mi director, los compañeros que me asistían en mis tareas políticas ayudaron a redactarlo.

Una vez que el director lo recibió, subió a nuestro salón. Nos felicitó por ese muy bien elaborado escrito.

A la semana siguiente, llegando a las 7:00am pudimos notar los cambios. Nuevo escritorio, nuevo pizarrón y lockers. Bueno, hasta una repisa nueva para poner los libros de Inglés y los inutilísimos libros de la SEP llamados ATLAS.

Me felicitaron los compañeros.

Lo triste aquí pasó cuando llegaron las nuevas elecciones. Me anunciaron que no habría reelección. Carajo, estaba muy decepcionado, todo el grupo lo estaba, al parecer.

Se postularon aquellos perdedores que ya lo habían hecho aquella vez, aquella mi vez del triunfo.

Ninguno tenía tanto compromiso como el que yo tuve. Mi voto fue nulo. Me reclamaron por hacerlo. Pero es que, a ver, lo único que quería era un buen futuro para el grupo, ahora todos tachaban mi actitud.

Todos me llamaron “mal perdedor”, “egoísta”, hasta un “puto” se oyó dentro del aula. Todos estaban ya en mi contra.

Me odiaban por haber anulado mi voto, por soberbio, por egoísta y por acostarme con sus esposas.

Lo siento, pero no pensaba votar por alguien que llevaría a la ruina al grupo.

El pueblo que tanto me había adorado en algún momento se había puesto en mi contra.

Mi trauma fue tan grande que quiero estudiar diseño gráfico. Malditos malagradecidos.

AHORA HARÉ MI PROPIO PAÍS CON JUEGOS DE AZAR Y MUJERZUELAS DE LAS MÁS ORGULLOSAS. FIN.

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