Personas de 10 que trabajan para los de 8 (o 7.9, 6.0, 7.1…)

Fabio Hernández
3 min readDec 7, 2017

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Ya llegaron los exámenes finales y todo el desmadre a su alrededor.

Ayer, precisamente, me tocaba ir a tomar revisión final de mi materia “Dirección escénica”, la evaluación fue bastante subjetiva y no era de esperarse más, pues trabajamos con muy poca teoría y nos enfocamos en lo práctico, dicho esto, el profesor me llama a una mesa de la cafetería y me dice: “A ver, mira. Tus compañeros te evaluaron excelente y yo no tendría problema en hacer lo mismo (ya saqué 10, pensé); vi cómo te desempeñaste en los trabajos, entendí más tu forma de ser y muy bien, la verdad, pero…”.

Después del “pero” vino una pregunta en la que me cuestionaba sobre por qué era yo tan “valeverga” -entiéndase “valeverga” como alguien que no toma apuntes, parece desconcentrado, aburrido y pedante- a lo que yo le respondí algo similar a lo siguiente (porque no me acuerdo exactamente lo que dije):

“Quizá suene muy hippie, pero, la verdad es que a mi no me importa si saco 9 o saco 8. No soy de las personas que ruegan décimos, tampoco de las que repiten exámenes para subir unos cuántos décimos y colgarme medallas invisibles. Creo más en mi capacidad de hacer las cosas que decir que lo sé hacer, usted mismo me lo dijo; trabajo bien, soy disciplinado y responsable en el trabajo (filmaciones y prácticas), por lo tanto, es evidente que sé lo que se vi en clase. No necesito una libreta repleta de apuntes con colores y márgenes para entender de qué chingados está hablando la persona que está al frente de un salón de clases”, dije mientras se escuchaba el himno de los Estados Unidos Mexicanos al fondo. — “Qué bueno que no te importan los números porque creo que en promedio tendrías un 8.5”, contestó.

En fin, esto me llevó a reflexionar en lo que dije y me gustaría saber qué piensan ustedes, lectores de esta mierda.

Sé que para muchos es muy importante el tema de los promedios, reconocimientos y demás porque, en un futuro, pueden traducirse en empleos estables, felicitaciones y demás oportunidades que puedan surgir.

En mi caso no, o al menos no quisiera que así fuera. Elegí un ambiente y una carrera en la que nadie te va a contratar porque entregaste todas las tareas en el semestre, ni porque asististe perfectamente a todas tus clases, ni porque jamás tuviste un extra. Te van a contratar porque eres respetuoso con tus compañeros, porque sabes hacer lo que te digan sin hacerla de pedo y en el tiempo que se te pide, te van a contratar porque no eres un huevón y porque no eres un ignorante. Así, sin más.

Quizá sea por eso hay tanta gente huevona, irrespetuosa y mamona en muchas empresas, porque boleta de 10 e interior de 3.

Con esto no pretendo ser “La Mars” y decirles que no estudien o que se salgan de la escuela, al contrario, vayan y aprendan de la manera que se les hinche el huevo, no importa lo raro que sea su método, pero aprendan.

Al final, terminé la plática con mi profesor y me tuve que ir a realizar otro examen final.

Casi lloro al ver que no reprobé.

Ni pedo, muy hippie y todo pero sin extras, papá.

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